No escribes ya mi nombre,
Y tú me niegas
una y mil veces me niegas,
piedra deshecha en ciega arena
de este reloj alado de olvido.
Un mar irremediable
de serenas fauces,
dulcísimo labio deseado,
se va llevando toda huella de mí
en los dedos mudos del náufrago.
(de Mares Online, Ed. Sial, 2008)
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