miércoles, 1 de julio de 2009

8.- Utopías


Lo imposible es una burla de los dioses. Fue por
eso que éstos desaparecieron. No fueron capaces de nadar
en ese río, nadar en la nada. Todos venimos al mundo con
la obsesión de un imposible. Y cuando tomamos conciencia
de que el imposible es eso: un imposible, ya es tarde
para refugiarnos en la sensatez.
Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos
de lo prohibido. Algunos lo llaman utopía, pero la
utopía es más seductora. No tiene puertas cerradas como
lo imposible. No nos desprecia como lo prohibido. La
utopía tiene la gracia de los mitos, la maravilla de las quimeras.
Si tenemos ánimo, paciencia y un poco de ilusión,
podemos navegar en la barcaza de la utopía, pero no en el
acorazado de lo imposible.
Lo prohibido es un desafío que casi siempre nos
derrota. La única posibilidad de vencerlo es llevarle la contra
a los pontífices, que siempre han sido los jefes de lo
prohibido. También lo son los dictadores, pero los pontífices
al menos no torturan.
A veces lo imposible lo llevamos en el ánimo, y
éste no es capaz de dar el salto sobre lo prohibido. Y si
como excepción alguien se anima a dar el salto, se encontrará
con que lo prohibido es un abismo. Y entonces chau.


"Vivir adrede", de Mario Benedetti

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