viernes, 10 de julio de 2009

Magenta




Mi cuerpo recuerda el calor y la fiebre de las caricias de Henry. Un cuento. He de escribirlo cien veces, pero ahora me produce dolor. Para autoprotegerme, habré de distanciarme de Henry. Es insoportable. He de aguantar que Henry vaya despreocupadamente de mujer en mujer. Hoy me he ablandado un momento. No importa. Que tenga todas las mujerzuelas que quiera si eso le hace feliz. El alivio de abrir la mano y soltarlo fue inmenso, pero al poco volví a apretarla. Deseo de venganza, de una extraña venganza.

"Henry y June", Anaïs Ninn.

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