Capítulo 1
Es una verdad universalmente reconocida que un zombi con cerebro necesita más cerebros. Esa verdad nunca fue más evidente que durante los recientes ataques acaecidos en Netherfield Park, en los que dieciocho miembros de una familia y sus sirvientes fueron asesinados y devorados por una legión de muertos vivientes.
—Querido señor Bennet —le dijo su esposa un día—, ¿te has enterado de que Netherfield Park vuelve a estar ocupado? El señor Bennet respondió negativamente y continuó con su labor matutina, consistente en afilar su daga y pulir su mosquete, pues en las últimas semanas los ataques de los innombrables se habían producido con alarmante frecuencia. —Pues lo está —afirmó su esposa. El señor Bennet no contestó. —¿No quieres saber quién lo ha alquilado? —preguntó su esposa irritada.
—Estoy puliendo mi mosquete, mujer. Sigue hablando si quieres, ¡pero deja que me ocupe de la defensa de mi propiedad!
La señora Bennet lo interpretó como una invitación a proseguir. —Verás, querido, la señora Long dice que Netherfield ha sido alquilado por un joven de gran fortuna, que huyó de Londres en una calesa de cuatro ruedas cuando la extraña plaga atravesó la línea Manchester.
—¿Cómo se llama?
—Bingley. Un soltero de cuatro o cinco mil libras anuales. ¡Qué gran partido para nuestras hijas!