Lo sabía.
Era evidente. Se había acostumbrado mal (le había acostumbrado mal) y ahora echaba todo eso en falta... demasiado y era en algún modo doloroso.
No lo quería y llevaba tiempo resistiéndose, pero ya no quedaba más remedio que aceptarlo.
Aquello que había sido ya no era y no le veía posible reparación.
-"Estas cosas no se pueden parchear",- pensó, para consolarse-"al final el roto sale otra vez y hace más daño".
Ahora tocaba pasar página.
Eso era lo difícil. Es lo que tiene engancharse a algo/alguien y a lo que nos hace sentir... el tiempo pasado ahora, se deshacía entre sus dedos...
Srta. Marta, 2009
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