Arriba, se paró justo antes de empezar a bajar las tropecientas escaleras con la baranda enmedio y pensó que si se dejaba caer, tal vez, conseguiría pegarse un buen golpe y "esnucarse", romperse el cuello y acabar con todo de una vez. Lo cierto es que le tentaba la idea.
-"Pero claro"-, pensó al empezar a bajar uno a uno los grises escalones gastados,- "con la suerte que tengo, fijo que lo único que consigo es quedarme tetrapléjico". Así que desechó la idea y se encaminó hacia casa, una noche más. -"Habrá otras formas, pero otro día...". Estaba tan cansado que no tenía ganas ni de pensar.
Srta.Marta, 2009
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