lunes, 23 de marzo de 2009

Droga

Tu cuerpo que deseo y que rechazo
mi voluntad domina. Como el vino
mi mente turba, excita y reconforta.

Después, saciado, siento oscuramente
vergüenza del placer así logrado.

Mas al cabo de un tiempo, tu apetencia
resurge en mí acuciante y desespero
y te busco si no te hallo cercana.

No eres joven ni hermosa, sin embargo.
Pero he de conseguirte nuevamente.
A ti, aunque se me ofrezcan las más bellas.

Y no me importa entonces el orgullo,
vileza, sumisión o servilismo.
Embriagarme en tu cuerpo es lo que importa.

Mi voluntad domina. Como el vino
que la garganta exige, imprescindible,
necesito obtener, poseer tu cuerpo:
esta dosis que viaja hacia mí mismo.


José María Follonosa

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