martes, 7 de abril de 2009

Tocado... HUNDIDO

Le costaba aceptar la derrota pero definitivamente, tenía que enfrentarse a ello. Se le hacía casi imposible admitir que esa guerra ya no podía ganarla, que había quemado las naves en muchas batallas, que había agotado su munición, que ya no había más estrategias (si es que en realidad alguna vez las hubo y no se habia dejado llevar simplemente por su intuición), que no le quedaban fuerzas para continuar luchando y menos cuando ya no veía una victoria en el horizonte, ni siquiera lejana.

Incluso había suplicado... había tragado todo su orgullo... eso que jamás creyó hacer. A estas alturas daba igual si la guerra había estado perdida o no desde la primera batalla.
.
Finalmente, se arrodillaba ante la evidencia: había perdido.

Y era extraña la sensación que embargaba su alma, su corazón...

la certeza de que

su derrota no significaba la victoria para nadie
ñ
Srta.Marta, 2009

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