martes, 15 de septiembre de 2009

Lecturas cortas

“Uno puede defenderse de los ataques;
contra el elogio se está indefenso”.
Sigmund Freud
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Le gustaba escuchar y leer los elogios hacia su persona, su obra, su trabajo... como a todo el mundo, estaba claro, pero prefería no tener que escucharlos...
la mayoría de las veces, no se los creía, pensaba que eran estratagemas de la gente para obtener algo a cambio... y las veces en las que confiaba en la persona que le elogiaba y lo creía, se sentía incómodo, suponía que porque le hacían recordar su inseguridad y su autoestima bajo mínimos...
Srta.Marta, 2009

2 comentarios:

Javi dijo...

El problema es que cuando nos elogia, como decía Freud, dejamos de tener el control de la situación. Es como aquellas personas que sólo saben dar y no aceptan el recibir. Tienden a ser excesivamente manipuladoras o gustan de tener el dominio de las situaciones.

vidimus dijo...

Exacto, Javi. No hay nada que te deje más indefenso que un halago. A mí, por mi parte, no me gusta nada la gente que me elogia. Desconfio por sistema de aquel que me dice cosas agradables. Prefiero que me hablen sin más y se ahorren los cumplidos para aquellos que sí los buscan.