En aquella habitación el tiempo se paraba.
Literal.
Curiosamente, todos los relojes que ponía en el dormitorio, tanto colgados en la pared como en la mesita de noche, terminaban parándose al poco tiempo, no duraban ni una semana funcionando. De repente, su tic tac dejaba de sonar... sin más.
Y no eran las pilas.
Entonces... ¿qué pasaba allí? Estaba por llamar a Iker Jiménez...
Srta. Marta, 2009
5 comentarios:
A lo mejor es cosa del feng-shui, o de los camps magnéticos. Pero oye, yo tengo muy mal karma con los aparatos eléctricos, en un año se me estropearon sin motivo: un televisor, un microondas, dos teléfonos móviles y no sé ni cuántas bombillas. Creo que soy yo.
a ver, yo soy la mujer eléctrica, tengo más electricidad estática que vamos... enciendo parte de un fluorescente solo con tocarlo, y va en serio... será por eso?
Ahora tengo uno de Hello Kitty y va bien...
Eléctrica, sí, de eso también eres ;-P
Pues vamos, a mí que todo me da corriente, mejor no me acerco mucho a ti, por si las moscas.
soy eléctrica, pero nada "corriente" (toma!)
Qué chispa tienes :-P
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