Soy bella, oh mortales, como un sueño de piedra,
y mi seno, que a uno tras otro ha martirizado,
está hecho para inspirar al poeta un amor
eterno y mudo igual que la materia.
Yo reino en el cielo como una esfinge incomprendida;
uno un corazón de nieve en la blancura de los cisnes;
odio el movimiento que se sale de sus límites,
y nunca lloro ni nunca río.
Los poetas, ante mis impresionantes posturas,
que parecen tomadas de los más audaces monumentos,
consagrarán sus días a austeros estudios;
pero tengo, para fascinar a estos dóciles amantes,
puros espejos que hacen todo más bello:
¡mis ojos, mis grandes ojos de claridades eternas!
Charles Baudelaire
1 comentario:
Para mí eres mejor un sueño carnal. La piedra es fría al tacto y tú no lo eres. Yo prefiero que seas una Andrómeda encarnada, inspiradora y sensual. Las estatuas, para los museos y los jardines ;-)
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