martes, 24 de noviembre de 2009

Erotismo

Fiera de amor, yo sufro hambre de corazones.
De palomos, de buitres, de corzos o leones,
No hay manjar que más tiente, no hay más grato sabor;
Había ya estragado mis garras y mi instinto,
Cuando erguida en la casi ultratierra de un plinto,
Me deslumbró una estatua de antiguo emperador.

Y crecí de entusiasmo; por el tronco de piedra
Ascendió mi deseo como fulmínea hiedra
Hasta el pecho, nutrido en nieve al parecer;
Y clamé al imposible corazón... la escultura
Su gloria custodiaba serenísima y pura,
Con la frente en Mañana y la planta en Ayer.

Perenne mi deseo, en el tronco de piedra
Ha quedado prendido como sangrienta hiedra;
Y desde entonces muerdo soñando un corazón
De estatua, presa suma para mi garra bella;
No es ni carne ni mármol: una pasta de estrella
Sin sangre, sin calor y sin palpitación...

¡Con la esencia de una sobrehumana pasión!


Delmira Agustini




http://www.rankin.co.uk/

3 comentarios:

Javi dijo...

Si cuando digo que me gusta más en un sofá que en la cama es por algo...

Srta.Marta dijo...

pues no sé, porque los de cuero se pegan a la piel con el calorcito que es un (dis)gusto...

vidimus dijo...

Muy cierto lo del sofá de cuero... -_-!