La libertad hace muy atractivos a los hombres, y sin embargo, las mujeres quieren convertirlos en animalitos domésticos y despojarles precisamente de eso que despierta su deseo.
Es un juego perverso.
Es un juego perverso.
Cuántas veces no habré oído a un padre decir de uno de sus hijos: A ver si Fulanito se echa de una vez una novia que lo meta en cintura.
¿Acaso no sueñan las mujeres fielmente casadas con aventureros que ponen el corazón donde dejan el sombrero, y el aventurero con la mujercita que lo espere con el delantal y la cena hecha? (Puentes de Madison es la primera película que me viene a la cabeza).
Jamás olvidaré las aliviadas palabras del padre de un amigo, cuando éste- soltero y conquistador irredento- se casó meses después de cumplir los treinta y nueve: a partir de los cuarenta, un hombre necesita permanente una mujer a su lado.
El señor SumoSacerdote ha estado casado varias veces, es un hombre sabio que sabe hacer feliz a una mujer, llenarla de hombre y acariciarla con sus palabras. Ellas son presas fáciles y tiene una colección de braguitas que no deja de aumentar.
Cuando me pidió las mías, me eché a reír y le dije: no puedo, son del Ejército.
Jamás olvidaré las aliviadas palabras del padre de un amigo, cuando éste- soltero y conquistador irredento- se casó meses después de cumplir los treinta y nueve: a partir de los cuarenta, un hombre necesita permanente una mujer a su lado.
El señor SumoSacerdote ha estado casado varias veces, es un hombre sabio que sabe hacer feliz a una mujer, llenarla de hombre y acariciarla con sus palabras. Ellas son presas fáciles y tiene una colección de braguitas que no deja de aumentar.
Cuando me pidió las mías, me eché a reír y le dije: no puedo, son del Ejército.
- Y ¿cuál es tu misión?
- Aprender lo que ignoro y enseñar lo que sé- contesté atándome las botas.
Nos vemos con cierta regularidad para entregarnos el uno al otro y mantener sesudas conversaciones sobre la naturaleza humana. Se queja de que las mujeres de hoy en día no quieren cuidar de los hombres, y también se queja de que sus muchas amantes quieren cuidarle.
- Entonces ¿en qué quedamos?¿Las mujeres han dejado de cuidar de los hombres o los hombres no os dejáis cuidar?¿De qué estás quejando?
Nos vemos con cierta regularidad para entregarnos el uno al otro y mantener sesudas conversaciones sobre la naturaleza humana. Se queja de que las mujeres de hoy en día no quieren cuidar de los hombres, y también se queja de que sus muchas amantes quieren cuidarle.
- Entonces ¿en qué quedamos?¿Las mujeres han dejado de cuidar de los hombres o los hombres no os dejáis cuidar?¿De qué estás quejando?
Sonríe al darse cuenta de la contradicción de sus palabras.- De que la que yo quiero que me cuide, no puede cuidarme.
- ¿Por qué?
- Porque su misión es amar a los demás. No a mí.
fuente: http://proscritosblog.com/
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