-"¿Y cómo es que no te has casado?", -le preguntó un amigo a Nasrudín.
-"Pues porque busco a la mujer perfecta".
"Ya", -le respondió su amigo, -"¿pero la has buscado?".
-"Claro; me dijeron que en Damasco había una mujer maravillosa y allí me fuí yo, pero...qué le vamos a hacer..., resultó poco inteligente".
-"Y entonces lo abandonaste".
-"No, replicó Nasrudín, poco después me digeron que en Bagdad había otra extraordinariamente sabia, y allí me dirigí, sólo que...¿sabes?, resultó poco agraciada".
-"Es que tu buscabas un imposible, le respondió nuevamente el amigo".
-"Pues no, porque poco después me informaron de una chica en El Cairo que reunía ambas condiciones y, efectivamente, fuí allí y me encontré con una chica hermosa e inteligente como no he visto ninguna otra desde entonces".
-"Vaya, respondió el amigo, ¿y cómo no te casaste con ella?".
-"¡Ah, amigo!"-respondió Nasrudín, -"ella también buscaba un hombre perfecto".
No sé quién es el autor...
2 comentarios:
La moraleja me gusta, y el cuento. Yo me conformo con muchos menos que la perfección.
Está genial, jajaja, nadie es perfecto...
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